viernes, 6 de noviembre de 2015

III

Sufro por esta necesidad que me apuñala,
por esta nimiedad irremediable,
y este vacío materializado en grietas
que trato de cubrir a cada minuto
con un inútil tabique de vicios.

Por la capa de adobe 
con la que me revestí,
convirtiéndola en usual costumbre,
sin cuestionarme si quiera 
su utilidad.

Sufro por lo inerte,
por ser culpable de una insensibilización innecesaria 
como respuesta a cualquier problema,
por esta capacidad de desentenderme
y por estos ojos que rehuyen
cualquier ademán de apego.

Luego acude a mí este cansancio,
este desencanto vital prematuro,
y se adhiere a mis ojeras..
tan inapetente,
tan alicaído,
tan cotidiano ya.

Pero nunca nada acontece,
ni se aproxima,
nada ocurre,
ni avanza.

Más que este insustancial 
sabor de boca 
a carencia.

Más que el tiempo.

1 comentario:

  1. Has reflejado muy bien lo que yo llamo "apatía existencial", el caminar con grietas de tristeza en los ojos, el no encontrar tu sitio y tener una ligera certeza de que echas de menos unos labios a los que besar aunque lo niegues a diario, que al final no es más que una necesidad de cubrir carencias no resuelta...

    Salud!

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