martes, 25 de agosto de 2015

Se me clavan las palabras que disparas,
se me hunden en la nuca desapaciblemente,
y van constituyendo esta colección de astillas
que parece no concluir,
que ni si quiera hace aspavientos por pausarse.

Se me clavan como puñales
y cada día a su paso,
despedazan un poco más,
haciéndome más suya,
prohibiéndome desgajarme.

Y cuando lo más iluso de mí reluce,
me veo tan capaz de abandonar esto,
que doy patadas al aire,
e incluso por una décima de segundo,
celebro mi ansiado epílogo,
y creo firmemente haberte tejido un nido al norte del olvido.

Qué fácil autoengañarse,
qué absolutos son algunos ridículos,

y qué golosa una mentira
al paladar de quién nunca supo afrontar sus verdades.




1 comentario:

  1. El autoengaño es un mecanismo de defensa, para no tener que asumir el dolor de la realidad.

    El problema es que a veces, tenemos mecanismos de defensa que usados en exceso, nos acaban dañando.

    Salud.

    ResponderEliminar