sábado, 31 de enero de 2015

Tengo la soledad de quién no valora nada,
la desesperación de quién busca unos ojos y no los encuentra,
la pena que me produce mirar al resto,
y una dependencia que me apuñala a cada segundo.

Porque sencillamente me producís rechazo.

Tengo tantas ganas de reventar,
de descomponerme en mil pedazos,
de saltar por los aires,
de esparcir mis pensamientos por ningún lugar,
de contaminar vuestro ambiente con mis restos,
y de dejar de ser yo
para ser un poco más nada,
que resulta enfermizo.

Porque sencillamente os repudio a todos,
a cada célula que os constituye.

Tengo también este odio que me corroe,
este asco que me enajena,
este ímpetu de llevaros por delante
y esta animadversión que me emana por cada poro.

Porque sencillamente cada día me vuelvo un poco más alérgica al ser humano.
porque sencillamente,

me dais asco.


4 comentarios:

  1. Solo hace falta relajarse y darle la oportunidad a algunas personas.

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  2. no se que decirte
    solo que escribes muy bien

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  3. no se que decirte
    solo que escribes muy bien

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  4. Lo que yo pienso es que el ser humano no existe. No como tal. No hay una unidad de concepto que sirva para agrupar a todo al que se refiere ese término que no vale sino como identidad de especie. Necesitamos agrupar las cosas en familias, términos, órdenes, grupos, etc., y a su vez dividir, clasificar... especies, subespecies... en fin, todo eso, todo lo que necesitan nuestros cerebros cartesianos con trasfondo psicótico. Sin embargo, el caos... cierta concepción del caos... la libertad, lo abstracto, la música, aquella parte de las palabras cuyas combinaciones no son susceptibles de encajar en un concepto sencillo, ni siquiera en un grupo de conceptos... el arte... todo eso tan basto y a veces tan desconcertante que trasciende de lo que meramente parecemos o hacemos y que anda por algún lugar entre lo mental y lo sentimental. No, el ser humano no existe. Existo yo, existes tú, él, ella, nosotros, vosotros, incluso ellos. Existen individualidades distintas de distintas especies. No todos los perros muerden. Y aunque a menudo, mucho más de lo que quisiera, me recordaran lo estúpida que puede llegar a ser la existencia, nada puede cambiar un simple hecho: personas que merecen la pena, cosas preciosas que suceden dentro de algunos, muchos seguramente, cosas que realmente sí valen y que impiden a nuestra razón asociar el todo con lo despreciable, por mucho que nuestro corazón lata alguna vez rabioso o iracundo.
    El poema es sobrecogedor. Desde la primera línea, desde que dices eso tan potente y dolido como es "tengo la soledad de quien no valora nada". Qué decir, me encanta, eso es escribir, dejarse el alma en un sentido o en otro reflejándose en palabras.
    Un beso.

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